«y me será
atribuido
hasta lo más pobre y miserable
que, sin robarlo, habríais hecho.
Nada quedará de vosotros: ni los huesos,
pues alguno de vuestros esqueletos será buscado,
para suplantarme. Para que otros ladrones,
iguales a vosotros, de rodillas, venga a poner flores en el túmulo»
Jorge de Sena. Camôes se dirige a sus contemporáneos.
Vienen ahora
tímidos profetas corrompidos
a profanar vuestra memoria,
como hojas secas aventada.
De alguno de vosotros
ni cráneo pudo hallarse
ni lápida,
ni nombre,
un recuerdo difuso sólo:
bellas acciones hiladas en el viento,
cuando
la limpia sierra
era los ojos y las manos campesinas.
No habláis desde la muerte:
Ningún paso me aparta –observo atento–
de aquellos que os reclaman,
Daniel y Hermógenes Bouzas,
para no decir
para no hacer
lo que vosotros.
[21.03.2007]