URNA CINERARIA

Tu nombre encuentro,

con imprecisa mirada,

entre las líneas que roturo

como un aviso de estar

de ti muy cerca.

 

Apacible el día, tibio el sol.

El aire, apenas táctil, desciende Montealegre.

A mi espalda el campo de Aragón

solar abierto ahora y jabre mezclado

con la sangre de aquellos

cuya muerte aún resuena contra el muro

en que me siento.

 

Juegan los niños en el pequeño tren sin destino,

desconocedores del mal que me aflige.

A ellos le concierne

saber de ti,

saber también de aquellos muertos.

 

Tu urna cineraria te mece a escasos metros.

Agone te acompaña.

 

[4 /03/ 04]

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